10 sept 2010

Incordie a Jack Barron - Norman Spinrad

Incordie a Jack Barron es una novela bastante previsible. Es entretenida y está muy bien escrita, cierto, pero el resumen de la solapa te da practicamente todo lo que necesitas para saber cómo se va a ir desarrollando. Y la verdad, decepciona un poco comprobar que la trama se despliega ante tí poco más o menos como habías supuesto a medida que vas quemando páginas.

Tiene eso sí algunas particularidades narrativas destacables. A mí me ha gustado especialmente la forma en que el autor plasma los diálogos interiores de los protagonistas. Admito que ha sabido volcar muy bien al papel la dinámica mental de generación de pensamientos y razonamientos. Parecen flashes, fogonazos, destellos que te iluminan y se enlazan los unos con los otros a toda velocidad, sin pausas. Esto configura un texto sin comas para separar las diferentes ideas que surgen, al contrario, las une con guiones, imbricandose todas ellas para plantear dudas, mostrar alternativas o generar conclusiones. Además Spinrad ajusta muy convincentemente la estructura del pensamiento a los rasgos psicológicos y de personalidad de cada uno de los personajes principales: el protagonista, Jack Barron, un antiguo activista de la izquierda radical transformado en estrella de la T.V., se descubre arrollador y narcisista. Su rival, un multimillonario al frente de una corporación que se dedica a la suspensión criogénica y tiene un método secreto para conseguir la inmortalidad, un paranoico en toda regla. Y la novia del primero, que no parece muy centrada y a la menor oportunidad toma drogas para alcanzar estados alterados de conciencia, una desequilibrada con ligeros rasgos esquizofrénicos.

Como curiosidades propias del momento en que fue escrita (finales de los 1960s), hay detalles de ambientación prospectiva que con el paso del tiempo han perdido validez, pero que impregnan al relato de un encantador toque retrofuturista. Por ejemplo esa obsesión de los autores New Wave de la ciencia ficción por la legalización de la marihuana, que también aquí se comercializa en forma de cigarrillos, al igual que ocurría en Todos sobre Zanzíbar. O la tecnología, descaradamente obsoleta para el lector de siglo XXI, pero a la vez entrañable: videoteléfonos, sofisticados estéreos montados en consolas, generadores de visuales psicodélicos, etc. En resumen, entendida como un entretenimiento no demasiado (in)trascendente, Incordie a Jack Barron es una lectura muy agradable.

Tenéis más reseñas de este libro en uno de mis últimos descubrimientos en cuanto a blogs dedicados a la scifi, Rescepto Indablog. Desde ahí podéis a su vez saltar al Sitio de Ciencia Ficción y al Blog de Jack Moreno entre otras propuestas.

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