15 ago 2013

Esperando el Año pasado - Philip K. Dick

Esperando el Año pasado me ha parecido una de las novelas más complejas y mejor ideadas de mi admirado Philip K. Dick. La novedad en este libro no está en los temas que trata, sino la profundidad con que se exponen los conflictos planteados en la misma.

La acción transcurre (o más bien, empieza trascurriendo) en el año 2025, con la Tierra y sus aliados Lilistarianos en guerra con los enemigos eternos de éstos últimos: los Reegs. El planeta Lilistar es el origen de una sociedad humana extraterrestre que fue precursora de la nuestra a través de una migración estelar ocurrida durante el período Musteriense. Los Reegs sin embargo son una especie inteligente de apariencia insectoide. Los tratados con Lilistar han arrastrado a la población terrestre a un conflicto de dudoso resultado, pero que ya muestra a las claras que quizás la Tierra se equivocó eligiendo a los socios. En este contexto mundial extremadamente militarizado tenemos al doctor Eric Sweetscent, cirujano trasplorg especialista en transplantes con órganos sintéticos. Trabaja en exclusiva para Virgil L. Ackerman, multimillonario de más de cien años y máximo responsable de la Compañía de Pieles y Tintes de Tijuana, que en tiempos de guerra fabrica material bélico, por lo que mantiene una relación muy estrecha con Gino Molinari, Secretario General de las Naciones Unidas y cabeza visible de la Tierra en la contienda. Nuestro doctor protagonista consiguió el trabajo gracias a su mujer Katherine, especialista en antigüedades que trabaja para Ackerman. Les une una intesa relación de amor-odio de cuyo desarrollo seremos testigos. En una jugada maestra, Virgil cede los servicios de su cirujano a Molinari, afectado de mil y una enfermedades diferentes, todas de origen psicosomático debido al estrés que debe soportar diariamente. Los agentes lilistarianos, siempre exigiendo más recursos de nuestro planeta en la conflagración, introducen entre la población una droga extremadamente adictiva, la frohedadrina (oficialmente JJ-180), cuyo efecto principal consiste en hacer viajar en el tiempo a quien la consume. La intención de Lilistar es la de convertir a los desgraciados que la tomen en agentes forzados de sus intereses, y para desgracia del protagonista, su mujer resulta ser una de ellos.

En fin, como se puede comprobar, la trama no es nada que pueda pillar por sorpresa a cualquier aficionado a este autor. Sin embargo hay un par de particularidades que me ha sorprendido muy agradablemente. En primer lugar, lo bien que se plantean los viajes en el tiempo y la existencia de realidades paralelas. Las paradojas habituales en estos casos provocan la desesperación del protagonista, que a pesar de su deambular entre realidades futuras se ve impotente a la hora de usar el conocimiento adquirido, pues cada viaje modifica el contínuo espacio-temporal, tanto el conocido por él como los restantes. En segundo lugar, hay un tono terriblemente depresivo en la narración, centrado en el protagonista y en la relación tóxica que mantiene con su mujer. La codependencia que les une hace que sean una pareja terriblemente desgraciada, pero incapaces de vivir el uno sin el otro. Su intento de separación se va al traste por la repentina adicción de Kathy, quien en un acto vil y casi psicopático hace adicto a su marido para de esa forma, garantizar que él se encargará de buscar el antídoto. Eric se siente responsable de la situación de su mujer pero a la vez, el ansia de escapar de la misma le provoca impulsos suicidas. La crudeza y el vacío existencial que trasmite el texto cuando el protagonista reflexiona sobre la intención de acabar con su vida son tan nítidos, que hacen pensar que proceden de una experiencia personal del autor.

Por lo demás, estamos ante la típica narración dickiana plagada de complots, extraterrestres con habilidades psi, realidades paralelas, yonquis y camellos, simulacros (nombre que reciben los androides en su universo particular), taxis-robot voladores, etc. etc. Como es habitual, Dick nos situa en dicha realidad y emplea toda esta variedad de elementos a su antojo para hacer progresar la historia. A veces su uso está un poco forzado, pero bueno, yo soy muy indulgente cuando se trata de este autor, a estas alturas no me voy a poner tiquismiquis por estas minucias.

Tenéis un estupendo análisis de este libro en El quimérico Lector, os recomiendo que lo leáis.

2 comentarios:

Palimp dijo...

Una de mis novelas preferidas de Dick, la he leído unas tres o cuatro veces.

Cities: Moving dijo...

@Palimp: Entiendo perfectamente que la hayas leído varias veces, me ha parecido buenísima. No sé qué pasa con este hombre, que a cada novela suya que leo, me gusta más.

PKD or die!
;)

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