28 sept 2016

Digamos que me llamo Gantenbein - Max Frisch

No me va a ser nada fácil empezar la reseña con mi habitual mini resumen de la trama porque 'Digamos que me llamo Gantenbein' es un libro bastante extraño. Si mal no recuerdo uno de los temas claves en la obra de Max Frisch es la construcción de la identidad humana, sobre lo cual trata uno de sus libros más conocidos, No soy Stiller. Pues bien, no hay que ser un lince para ver los paralelismos semánticos entre aquél título y el que me ocupa hoy. Es cierto que en esta novela el escritor suizo vuelve a interesarse sobre la identidad, sobre quienes somos, sobre cómo las personas construyen una imagen propia de cara a la sociedad cuyas características pueden cambiar según el entorno en que se mueven. La particularidad de este texto, es que el protagonista-narrador en primera persona, va creando personajes e identificándose con ellos según transcurre la narración. Cada uno de ellos se adapta a sus intereses en cada momento y los usa para reflexionar sobre diferentes aspectos que componen la figura humana.

Así pues aparece Theo Gantenbein, que se hace pasar por ciego para poder observar libremente a las personas sin que su presencia influya en sus actos. Pero nuestro hombre descubre su patraña a cada poco en pequeños detalles que olvida o no quiere fingir. Quienes le rodean los advierten con facilidad, pero prefieren obviarlos. Gantenbein conoce accidentalmente a Camilla Huber, una prostituta que se hace pasar por manicura, a quien visita con cierta frecuencia, lo que le permite simular que realiza la profesión que figura en la placa de su domicilio. Simultáneamente se casa con Lila, una famosa actriz que desde el primer momento le engaña durante sus estancias en el extranjero para rodar películas. El narrador es también Felix Enderlin, científico y editor de una revista especializada que recibe una oferta de Harvard y tiene una aventura con Lila, quien en esta línea argumental es la esposa de un reconocido arquitecto de origen checo llamado Svodoba. Lila y Enderlin no quieren prolongar su aventura pues saben que la separación es inevitable, pero se enamoran y Svoboda (en cuyo pellejo también se mete el narrador) experimenta todo el rango posible de sentimientos ante esta situación: celos, resignación, indiferencia, aceptación, etc. El suizo aprovecha cada personaje que idea y cada historia en que los sitúa para poner de manifiesto características sociales que afecta al ser humano y moldean su identidad, y viceversa.

Estamos ante un texto de contenido filosófico y sociológico. No me tiembla el pulso al escribir que me ha resultado muy, muy espeso. Si en los otros títulos de Frisch que he leído (el mencionado anteriomente y Homo Faber) el desarrollo era convencional, en este no hay nada que se le parezca. Las historias me han resultado bastante inconexas y sólo en una ocasión he conseguido detectar una chispa de genio. Hay una fiesta que aparece relatada desde diferentes perspectivas y por diferentes personajes; pues bien, una de las últimas veces que se menciona me dejó la sensación de haberla percibido como una globalidad. Esto me hace pensar que si este autor fue capaz de crear algo tan brillante, quizás el resto sea similar en calidad, pero a mí se me ha escapado. No lo descarto, en absoluto. En cualquier caso, mi sensación al terminarlo ha sido de zozobra total. Al margen de interesantes reflexiones sobre lo que supone el moldeado de la personalidad y críticas certeras a los convencionalismos sociales, no sé muy bien qué he leído. Para opiniones menos dispersas que la mía, os recomiendo echar un vistazo a Un libro abierto.

21 sept 2016

Memorias del condado de Hecate - Edmund Wilson

Memorias del condado de Hecate es una colección de seis relatos cortos a cargo de Edmund Wilson, que Wikipedia mediante, comprobamos que es mucho más conocido por sus críticas literarias y ensayos sobre política que por su escasa obra de ficción, entre la cual se encuentra el libro que me ocupa hoy. La acción de todos ellos transcurre a principios de los años 1930s y se sitúa entre Nueva York y el condado ficticio de Hecate, no muy lejos de dicha ciudad y destino preferente de la clase media alta y culta para los meses de verano. Excepto el primero, redactado en tercera persona por un narrador omnisciente, el resto está protagonizado por un crítico de arte que lleva años escribiendo la obra definitiva de análisis del arte del S. XIX. Es este erudito, simpatizante del comunismo y de los movimientos obreros, cuyo nombre no trasciende, quien lleva el hilo conductor y narra la acción en primera persona. Las tramas son independientes aunque comparten un contexto común de personajes, hechos y lugares relacionados con el protagonista. La verdad es que los resultados son muy desiguales: hay un texto que destaca sobre los demás, un par que son pasables y el resto totalmente prescindibles. Los títulos incluídos son:

  • 'El hombre que mataba tortugas mordedoras'. Relato costumbrista lleno de tipismos locales y con elementos de novela negra que trata de dos vecinos que viven en el condado de Hecate. Uno de ellos odia a las tortugas mordedoras que pueblan una laguna que hay dentro de los límites de sus tierras, el otro es un hábil publicista que le sugiere montar un negocio de sopa de tortuga en lata para que cambie su percepción sobre esos agresivos reptiles. No es gran cosa pero se deja leer.
  • 'Ellen Terhune'. Cuenta la historia de una pianista y compositora de música clásica norteamericana, nacida y residente en el condado; en un momento dado el relato adquiere unos tintes fantásticos que aportan interés a su lectura. No está mal.
  • 'Estampas de Wilbur Flick'. Narra las aventuras y desventuras de un acomodado joven (Wilbur Flick) sin oficio ni beneficio que pasa de defender el gobierno de las élites a apoyar la República Española durante la Guerra Civil. He tenido que volver a ojear el libro para hacer este mini resumen porque ni siquiera recordaba de qué trataba, no creo que sea necesario añadir nada más.
  • 'La princesa de los cabellos de oro' es debido a su extensión más bien una novela corta que un relato. Nos aproxima a la vida amorosa y las experiencias personales del crítico de arte a lo largo de un par de años. Sin duda el más interesante del lote a todos los niveles, proporciona un excelente retrato de la sociedad de principios de los años 1930s. Especialmente las partes que transcurren en Nueva York nos muestran una ciudad con una actividad imparable a pesar de la vigencia aún de la Ley Seca y a pesar también de que los efectos del Crac del 29 y la Gran Depresión siguen muy presentes en EEUU. Hay mucho libertinaje, mucho alcohol y muchas fiestas; se incluyen además párrafos que describen con detalle el acto sexual, motivo por el cual se prohibió su venta y publicación en USA entre 1946 (fecha original de su publicación) y 1959.
  • 'Los Milholland y su hombre de paja'. Historia bastante aburrida sobre el negocio editorial. Provoca estupefacción y bostezos.
  • 'El señor y la señora Blackburn en casa'. Destaca sobre todo porque la primera de sus partes consiste en una discusión entre el narrador protagonista y Mr. Blackburn que está redactada en un perfecto francés, motivo por el cual tuve que pasar por ella de puntillas. El resto es una descripción del ocio y las fiestas que los residentes del condado celebran para animar las noches estivales (imposible no traer a la memoria momentos similares en El gran Gatsby). Uno de los asistentes es nuestro reputado crítico de arte, que divagará sobre lo divino y lo humano en plena agitación etílica. Otro relato que no vale gran cosa.
Confio en que la valía de Wilson como ensayista supere a la calidad de lo leído, no porque tenga quejas de su estilo, pues se trata de una prosa pulcrísima y de lectura super cómoda, sino porque en casi todos los casos a los relatos le falta alma. A mí al menos este volumen no me ha aportado nada de lo que hubiera podido prescindir. No puedo incluir en esta ocasión links a otras reseñas en la blogosfera porque servidor no ha podido encontrar ninguna. Que no digo que no las haya, puede ser simplemente que yo no haya tenido paciencia para encontrarlas (todo lo más, habré rastreado las 2 ó 3 primeras páginas de resultados de Google).

16 sept 2016

La literatura nazi en América - Roberto Bolaño

Como bien apunta la reseña editorial de Anagrama, La literatura nazi en América es, en palabras del propio autor,
«una antología vagamente enciclopédica de la literatura filonazi produci­da en América desde 1930 a 2010, un contexto cultural que, a diferencia de Europa, no tiene conciencia de lo que es y donde se cae con frecuencia en la desmesura».
La única particularidad de este compendio de nombres, fechas y títulos es que los autores mencionados, las obras que escribieron, las editoriales que las publicaron y el impacto que tuvieron en la literatura universal son totalmente ficticios y salidos de la asombrosa imaginación del Roberto Bolaño. Se trata por tanto de una originalísima obra de ficción que podríamos emparentar con las reseñas de obras inexistentes de Jorge Luis Borges(1), Stanisław Lem(2) o Jorge Carrión(3). En la intrincada red de autores ultraderechistas y filonazis que crea el escritor chileno hay una extraordinaria exhibición de intertextualidad donde nada queda nada al azar: autores de uno y otro sexo se relacionan a través de revistas imaginarias; se producen mecenazgos entre escritores afines por sus ideologías reaccionarias; los más acomodados económicamente ofrecen sus haciendas en el campo para residencias de poetas noveles; editoriales especializadas (la principal se llama El Cuarto Reich Argentino) publican sus escritos, compilan todos los trabajos de unos y otros en volúmenes con la obra completa, etc. El rango de fechas abarcado permite situar a cada personaje en el contexto mundial dependiendo del momento de su nacimiento: desde la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial a la Guerra de las Malvinas, pasando por el golpe de Estado en Chile de 1973 o el hooliganismo en el fútbol.

Me encantan estas obras que debido a su precisión, cuidado de los detalles y carácter documental te hacen dudar de la realidad. Me pasa también con los mockumentaries o falsos documentales: el desconcierto que me provoca mostrar una obra de ficción como si de un hecho demostrado se tratase me parece originalísimo. Los relatos biográficos suelen ocupar unas pocas páginas, más que suficiente para que Bolaño pueda dar rienda suelta a su ingenio. Por destacar algunos, la vida del poeta norteamericano Jim O'Bannon y su vinculación con los escritores de la Generación Beat es tan demencial que me provocó carcajadas incontrolables; los poetas norteamericanos integrantes de la Hermandad Aria son también ejemplo de un humor exquisito que se basa en los insalvables contrastes entre su brutal vida entre rejas y la delicadeza de sus versos; por último la lista de autores recopilados se cierra con el infame poeta experimental Carlos Ramírez Hoffman, afín al régimen de Pinochet, en el texto más extenso de todos y que para mi sorpresa resulta ser el germen de Estrella distante. El libro se completa con un epílogo que recoge una lista de personajes relacionados con la escena literaria filonazi en América (escritores, poetas, dramaturgos, editores, directores de revistas, etc.) y una bibliografía seleccionada. En resumen, una auténtica maravilla. Tenéis más reseñas en Letras libres, Club de catadores y Un libro al día, por cierto que ninguno de ellos parece haberse quedado tan encantado como yo. En fin, así son las cosas.


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(1) Ver Ficciones 
(2) Ver Vacío perfecto, Magnitud imaginaria o Provocación 
(3) Ver Los muertos

12 sept 2016

Nada se opone a la noche - Delphine de Vigan

Nada se opone a la noche es el exorcismo individual que Delphine de Vigan realiza para librarse de los demonios familiares y personales que rodeaban el suicidio de su madre Lucile en enero de 2008, cuando contaba con poco más de sesenta años de edad. Dividida en tres partes, la primera se centra principalmente en la vida de Lucile como un miembro más de la familia que formaron Georges y Liane Poirier, abuelos maternos de la autora. La segunda está más enfocada a la vida de Lucile después de dejar el hogar familiar tras su matrimonio y hasta que sufre el primer brote psicótico con treinta y tres años; la tercera nos cuenta los esfuerzos de Lucile por superar su situación y para seguir viviendo a pesar de sus problemas mentales. En todo caso, a lo largo y ancho del texto la narración va dando saltos temporales  adelante y atrás según convenga, para así explicar asuntos de interés en cada momento, algo que aporta cierto dinamismo.

Muchos son los factores que parecen influir en una vida marcada por una grave enfermedad mental que provocó a Lucile graves ataques psicóticos, seguidos de largos internamientos y periodos de relativa calma contenida por fármacos psicoactivos. Fue la tercera hija de una familia muy numerosa (nueve hermanos, uno de ellos adoptado), marcada por la trágica muerte de uno de sus hermanos pequeños en un accidente de juegos. Modelo infantil debido a su extraordinaria belleza, las multiples campañas de publicidad que protagonizó de pequeña ayudaron a superar las estrecheces económicas de los primeros años de la familia. Las desgracias siguieron cebándose en sus hermanos: Jean-Marc, el chico que adoptaron para alejarlo de una madre maltratadora, murió asfixiado a los quince años mientras se masturbaba practicando la hipoxifilia; Milo, otro de sus hermanos, se suicidó a finales de los 1970s. Liane se quedó embarazada con casi cuarenta y tres años, y lo que en principio tomó como un regalo de Dios (era una católica devota), resultó en un niño con síndrome de Down. Tras su boda a los diecinueve años y la separación de su marido a los veintiseis, Lucile lleva una vida muy desordenada. Pasa casi todo el día fuera de casa trabajando y cuando vuelve se emborracha o se coloca con sus amigos. Sus hijas, Delphine y su hermana pequeña Manon, están bastante desatendidas. Los diferentes domicilios y las mudanzas se suceden sin parar, hasta que durante la adolescencia de Delphine su madre sufre su primera gran crisis psicótica.

De Vigan obtiene la información necesaria para escribir el libro de múltiples fuentes: entrevistas con sus tíos, diarios y textos escritos por su madre, programas de TV protagonizados por los Poirier, que resultaron ser una familia muy mediática, unas cintas de casete grabadas por su abuelo con sus memorias, sus propios recuerdos y los de su hermana. Este material descubre bien pronto que la gran familia feliz no lo era tanto y tenía sus zonas terriblemente oscuras, sobre todo rodeando a Georges, sobre quien en un momento dado recaen sospechas de abusos sexuales a Lucile y otras amigas adolescentes de sus hijos. Como es de suponer la lectura no es nada alegre, antes al contrario, tiene momentos verdaderamente deprimentes en los que somos testigos del dolor, los desprecios, los abusos y las espantosas experiencias que toca sufrir a unos y otros. Por más el suicidio de su madre se explique como un último acto de libertad (le habían diagnosticado un cáncer de pulmón que ya había tenido metástasis), la tristeza que envuelve la vida de todos los implicados consigue por momentos abandonar el papel e instalarse junto al lector. Excepto por las constantes interrupciones metaliterarias de la autora explicando el proceso de escritura del libro, que entiendo forman parte del proceso del duelo, pero no puedo evitar que me resulten pesadas, la lectura es absorbente y adictiva, aunque hay que tomar distancia para no dejarse arrastrar por el tono general de desesperanza contínua. No es mal libro en absoluto, pues entre otras cosas permite tomar conciencia de cómo la famila, la infancia, el entorno en que crecemos, la herencia genética y muchos otros elementos afectan a la salud mental del individuo. Aún así, me resulta difícil terminar este post recomendándolo. Tenéis más reseñas en Entre mis libros y yo y Con un libro en la mano.

6 sept 2016

La justicia de Selb - Walter Popp y Berhnard Schlink

Ferdinand Korten, director general de la poderosa compañía química Rheinische Chemiewerke (RCW a partir de ahora) de Ludwigshafen, recurre a su cuñado e investigador Gerhard Selb para que les ayude a localizar un hacker que lleva revolviendo sus sistemas de información los últimos meses. Lo cierto es que las intrusiones no han pasado de ser bromas pesadas, con un impacto económico relativamente bajo dada la altísima facturación de la compañía. Sin embargo, existe una lógica preocupación en la cúpula directiva sobre el caríz que podrían tomar los acontecimientos si en un momento dado las acciones de los hackers se embrutecen o bien, trascienden a la prensa las debilidades en materia de seguridad informática de la empresa. Klara, esposa de Gerd y hermana de Korten, murió hace algunos años, de ahí que la relación entre los que fueron grandes amigos de la infancia se haya enfríado últimamente. Ninguno de los dos es un jovencito, que digamos; Gerhard anda por los sesenta y muchos años y Ferdinand está a punto de  cumplir los setenta. Tras unas investigaciones preliminares, queda claro que hay un punto de acceso a la red informática de la RCW muy vulnerable: el nodo que envía la información sobre emisiones de agentes tóxicos al correspondiente instituto dependiente de Medio Ambiente del Land (Renania-Palatinado). Gerd descubre al hacker en un abrir y cerrar de ojos, pero la RCW prefiere no denunciarle por evitar un escándalo mediático y cuando todo parece que va a quedar resuelto de manera privada, el autor de la intrusión muere en un sospechoso accidente de tráfico. Esto lleva al detective a interesarse más en profundidad por Peter Mischkey, que así se llamaba el pirata informático, y descubre en su casa unos dossiers relativos a la implicación de la RCW en la política de trabajadores forzados del III. Reich. Y resulta además que Gerhard Selb fue un prometedor fiscal del régimen nazi entre 1942-1945, que curiosamente participó en una causa sobre dos investigadores de la RCW, compañeros de su cuñado por aquel entonces, acusados de traición al Reich y condenados a muerte gracias a su hábil instrucción. Así pues, de pronto el caso toma unos derroteros personales que vuelven a activar en nuestro hombre su sentimiento de culpa por su antiguo compromiso con el nacional-socialismo.

La justicia de Selb es la presentación en sociedad del atípico investigador privado Gerhard Selb, de quien hace tan solo unos meses reseñé la novela con que se cierra su trilogía: El fin de Selb. Bueno, atípico porque tiene sesenta y muchos años, pero por lo demás, su caracterización como personaje tira de tópicos baratos noir que es un primoir: fuma como un carretero, ¡y no pierde fuelle corriendo delante de un mastín amenazador!; disuelve sus dramas internos a base de alcohol, ¡y las resacas se le pasan con manzanilla o nadando en algún See en los alrededores de Mannheim!; raro es el personaje fememino al que no quiera echarle el guante, ¡un pichabrava que no necesita viagra!; etc. etc. En aquella otra novela ya indiqué que había algunos aspectos sobre su relación con su cuñado por un lado, y con el nazismo por otro, que se daban por conocidos y que efectivamente, se relatan en esta primera entrega.

La novela tiene algunos aspectos históricos de interés, no digo que no, pero en general es bastante insustancial y se adapta al formato estándar de los bestsellers: capítulos cortos, mucha acción, subtramas picantonas, pildorazos de información a cada poco para capturar la atención del lector constantemente, etc. Como ya comenté con la última entrega, el protagonista carece de toda credibilidad en tanto en cuanto tiene una energía, una vitalidad y una resistencia física tal, que ya quisiera yo haber tenido a mis veinte años la mitad de la que él exhibe. No duda en lanzarse al Rin huyendo de unos perseguidores para escapar nadando; se pasa el día haciendo kilómetros y kilómetros, recorriendo media Alemania, Europa o el mundo entero para esto o aquello; si tiene que hacer una vigilancia noctura se coje su termo repleto de café y a pasar la noche en vela sin problema; tropieza por unas escaleras y ni un simple esguince, todo queda un susto. Por otro lado, hay varios aspectos de la trama que no están convenientemente justificados. Sin ir más lejos, ¿cuál es el interés de Mischkey en el pasado oscuro de la RCW? No es una reacción para cubrirse las espaldas cuando descubren su intrusión en los sistemas de información porque venía de antes, sin embargo a mi no me ha quedado claro por qué estaba realizando esas pesquisas. Luego Selb está también investigando para una aseguradora lo que parece ser un caso fraude, un posible caso de autolesión en una pierna por parte de un bailarín de ballet ya en los últimos años de su carrera. Una vez terminado el libro uno se pregunta, ¿toda esta pamplina del bailarín, para qué? Lo sustituyes por otra cosa, yo qué sé, el relato de una indigestión de su vecina, la señora Weiland, y para lo que importa te quedas igual. En fin, bien es verdad que pagué poco más de 10,00€ por este libro, pero aún así no me cabe la menor duda de que se trata de dinero mal empleado. Tenéis más reseñas en Todo literatura y Novela negra. En ninguna de las dos hablan maravillas de ella desde luego pero parecen más convencidos de su calidad que yo

2 sept 2016

La casa infernal - Richard Matheson

La casa Belasco, localizada en una zona aislada y pantanosa de Maine, fue un centro de depravación y perversión casi desde el momento de su construcción en 1919. Durante los años 1920s se sucedieron a diario las fiestas desenfrenadas en sus multiples habitaciones. Empezaron siendo orgías de sexo, alcohol y drogas pero con el tiempo degeneraron en bacanales descontroladas donde todo exceso no era solo permitido sino además alentado: violaciones, asesinatos, necrofilia, mutilaciones, canibalismo, etc. A resultas de los horrores que se vivieron dentro de este enorme caserón, el lugar ha quedado maldito. Dos expediciones compuestas por científicos especializados en lo paranormal  acompañados de espiritistas y mediums han intentado averiguar lo que realmente ocurre allí dentro. La primera fue en 1930 y la segunda en 1940. Todos los integrantes de la primera murieron a los pocos días de entrar en la casa, de la segunda tan solo sobrevivió Benjamin Franklin Fischer, un joven medium de 15 años que fue encontrado desnudo y agonizante en la puerta de la mansión tan solo unos días después del inicio del experimento. En 1970, Rolf Rudolph Deutsch, un anciano millonario, contrata al Doctor Barret, uno de los mayores y más renombrados especialistas en fenómenos paranormales, para que encuentre respuesta a la pregunta que por su edad y una grave enfermendad le inquieta: si hay vida tras la muerte. Y en su opinión el mejor lugar para averiguarlo es la casa Belasco, que ha adquirido recientemente. Así pues, una nueva expedición formada por Barret y su esposa Edith, la medium psíquica Florence Tanner y el mismo Fischer de 30 años atrás contarán con una semana de tiempo para resolver el gran enigma entre los múltiples espíritus que aparentemente pueblan la casona, con el maligno Emeric Belasco, constructor, artífice y gurú de la misma a la cabeza.

La casa infernal es una novela de casas encantadas que tira de todos los tópicos de este subgénero de terror. Para empezar y como no podía ser de otra forma, Richard Matheson enfrenta ciencia y superstición para buscar el conflicto entre los personajes. Física, química y biologia frente a religiosidad y espiritualidad. Por otro lado los participantes en el experimento tendrán detrás un bagaje personal lo suficientemente turbio como para que sus propios problemas sirvan como elementos perturbadores en las relaciones que se establecerán entre ellos y que por otro lado, serán aprovechados por los fantasmas que permanecen encerrados en la mansión para atormentarles: fracaso, homosexualidad reprimida, alcoholismo, abusos infantiles, etc. Lo cierto es que la narración es poco más que un relato continuado de los fenómenos paranormales que sufren los participantes de la expedición, que les van dejando cada vez más maltrechos: mediums en trance, poltergeists, posesiones, manifestaciones ectoplásmicas, etc. Miedo, lo que se dice miedo, no da, porque ya sabemos que para inspirar terror de verdad nada mejor que el ser humano, pero bueno, hay que admitir que es muy entretenida y ligerita, algo que va bien para soportar los rigores del verano. Por otro lado tiene un ritmo muy visual y cinematográfico, no en vano y según nos cuenta la Wikipedia, Matheson fue también un reputado guionista de cine y TV (una búsqueda rápida en la imdb nos indica que fue adaptada a la gran pantalla como The Legend of the Hell House en 1973). En fin, un entretenimiento simpático que sin ser malo, no le llega ni a la suela de los zapatos a Soy leyenda. Más reseñas en Bibliópolis, Entre montones de libros o Libros y literatura.
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