29 may 2017

El Maximortal - Rick Veitch

En 1908 en Tungus, en la profundidad de Siberia, y tras la explosión de origen desconocido que generó un enorme cráter, se materializa una extraña mujer  dotada de super poderes. Esta super entidad femenina copula con un cazador y genera un huevo con un pequeño vástago que lanza al espacio. El huevo regresa a la Tierra en forma de meteorito diez años después, cayendo en las proximidades de Vistación, en California. Un matrimonio buscador de oro que vive en los alrededores, se acerca a ver que ha ocurrido y se encuentra con un niño de unos 10 años dentro del bólido. La mujer, que sufre visiones místico-religiosas por algún tipo de trastorno mental, adopta inmediatamente al pequeño, dándole el nombre de Wesley. El crío no pierde el tiempo y sin que sepamos el motivo empieza a decapitar a todos los habitantes del pueblo y a guardar las cabezas en un silo. El ejército logra reducirle y no volvemos a saber de él hasta que en 1943 el doctor Robert Uppenheimer (sic), jefe del proyecto Manhattan, se interesa por un pequeño cobertizo que hay en las instalaciones militares de Los Álamos, Nuevo México, donde estudia la viabilidad de la bomba atómica. Llevado allí por una premonición totalmente irracional, se encuentra con un baúl que alberga en su interior a ese pequeño monstruo hibernando dentro del recipiente original que le trajo a nuestro planeta.

Como podéis comprobar sigo manteniendo mi promesa de dar salida a los cómics que tengo acumulados leyendo por lo menos uno al mes. En mayo le ha tocado el turno a El Maximortal, otra novela gráfica sobre superhéroes que firma Rick Veitch. En esta ocasión, se trata de un homenaje al género a través de una sátira histórica sobre la génesis del personaje de Superman. De esta forma, en 1937 entran a formar parte de la trama el guionista Jerry Spiegel y el dibujante Joe Schumacher (trasuntos de los creadores del Hombre de Acero, Jerry Siegel y Joe Shuster), que venden su idea de True Man a Sidney Wallace, un mafioso editor de Cosmo Comics que los engaña como a unos pardillos. True Man resulta ser un trasunto literario del extraño superhombre recluido en Los Álamos, de hecho, algunas de las historias que idea Spiegel reflejan exactamente los planes que el gobierno de los EEUU tiene planeado este superhéroe.

Este volumen me ha parecido tremendamente anodino e insustancial. No voy a negar que la incorporación personajes y sucesos históricos reales le da cierta originalidad. También toda la crítica a la industria y sus sucias artimañas, incluyendo la estafa a los creadores o la mercantilización consumista de los personajes, resulta de interés desde un punto de vista de cultura general. Sin embargo, el hilo argumental es bastante flojo y si por algo destaca es por todos los aspectos que quedan sin explicar o por los giros sin coherencia ni justificación alguna. A modo de epílogo el propio Veitch se marca un pequeño ensayo sobre la relación entre los superhéroes de los cómics y el Übermensch de Nietzsche, donde además aclara todas las equivalencias históricas entre el Maximortal y el mito de Superman. En los aspectos gráficos, el formato es exactamente el mismo que en El Uno: tinta negra y cierto feísmo underground, aunque con menos profusión que en áquel. Para que podáis leer otras opiniones, os recomiendo que echéis un vistazo a las reseñas de Zona negativa y Entre cómics. Las dos han quedado mucho más convencidos que yo y recogen aspectos importantes que yo no he mencionado, lo cual puedo reconocer sin problema y sin tener que cambiar mi impresión global de esta obra. 

25 may 2017

Juventud - John M. Coetzee

John M. Coetzee relata en Juventud sus años de joven adulto, cuando en 1959 y con unos tiernos 19 años dejó Sudáfrica para establecerse en Londres, dispuesto a labrarse una carrera como poeta y escritor. Sin embargo, es su recién obtenida licenciatura en matemáticas la que le permite conseguir lo que en principio parece un buen trabajo: programador de ordenadores en IBM. No está especialmente interesado en la informática, pero cree que este empleo le permitirá ahorrar dinero para poder centrarse en la literatura en un futuro muy próximo. En las oficinas del gigante americano de las -por aquel entonces- incipientes tecnologías de la información, se combinan el carácter reservado de los británicos con la frialdad innata del autor, lo cual no hace sino acentuar su soledad y aislamiento. Mientras la juventud londinense se divierte a comienzos de la loca década de los 1960s, Coetzee pasa su tiempo libre curioseando librerías, en la biblioteca del British Museum (donde aprovecha para progresar en su tesis doctoral sobre la obra de Ford Madox Ford) o en cines donde se proyectan películas europeas. Las jornadas laborales de 9 a 5 empiezan a resultarle un obstáculo para lograr su sueño de ser escritor, así que tras algo más de un año como pionero de la programación renuncia a su puesto. Pero por aquel entonces las leyes de inmigración de UK eran muy rigurosas con los extranjeros, así que tras un pequeño paréntesis de apenas unos meses desempleado se ve obligado a buscar otra ocupación remunerada si no quiere que el expulsen de las islas británicas. Es así como termina en plena campiña trabajando para International Computers, la competencia inglesa de IBM, alejado de la vida cultural de Londres y sin escribir ni un mal poema.

En la segunda parte de la autobiografía novelada del Nobel de Literatura de 2003 nos enfrentamos a sus pasiones, sus miedos e incertidumbres cuando ha de asumir que ya es un adulto y debe ganarse la vida. El objetivo de dedicarse al arte de la escritura no hace sino ponérselo más difícil, ya que ha de luchar con uñas y dientes para no dejarse llevar por la corriente, que le invita olvidar sus aspiraciones literarias y por el contrario, llevar una existencia mediocre propia de la clase media. Comprarse un coche. Casarse y tener hijos. Hipotecarse con una casa. Coetzee rechaza visceralmente renunciar a su deseo de ser un artista, pero su temperamento apocado, reservado y frío le impiden llevar la tormentosa vida de sus idolatrados modelos: Baudelaire, Picasso, Rimbaud. En su opinión, solo si consigue experimentar la vida en todos sus aspectos, especialmente los más oscuros, los más turbios, contará con las bazas necesarias para convertirse en un buen poeta, en un artista de verdad. No es consciente por tanto de que ya está inmerso en un infierno propio que está forjando su carácter como escritor. No bebe alcohol ni se droga, sus experiencias sexuales son vacías y desapasionadas, intrascendentes a más no poder. Sin embargo pelea por lo que cree, a pesar de tener frente a él a toda la sociedad invitándole a olvidar su quimera y ser uno más.

El autor sudafricano emplea un narrador en tercera persona para contar su propia historia, lo que fomenta la duda de si todo lo que leemos es cierto o tal vez, haya partes de ficción. Demuestra una vez más su gran maestría con las palabras, consiguiendo que sus frases se entiendan con total naturalidad y facilidad por más compleja que sea la idea que quiera transmitir. Pero a esto ya estoy acostumbrado, aunque no pretendo quitarle importancia, todo lo contrario; he de admitir eso sí, que reseña tras reseña repito poco más o menos lo mismo sobre su estilo. Si hay algo por lo que destaca este libro es porque Coetzee demuestra ser tener una capacidad crítica imbatible, capaz de desmantelar todas las convenciones sociales y defender con una coherencia aplastante aquello que considera justo. Y lo hace con una habilidad tal que inutiliza cualquier defensa de lo que bajo su pluma se nos revela como una gran mentira parte de un sistema de valores falso y miserable. Poco le importa que lo siga y acepte la inmensa mayoría. Temas tan diversos como el ideal de establecerse y crear una familia, la situación de su país y la idea de patriotismo, o la pasión y el amor como motores del arte son analizados y deconstruidos para poder despojarlos de su alienante poder destructivo. Y eso no es algo que pase todo los días, no al menos en los libros que me voy encontrando yo. No recuerdo haber experimentado más momentos sublimes de emoción en todo el año que leyendo esta pequeña obra maestra. Breves instantes que se prolongan solo unos segundos y en los que tengo que parar para ser plenamente consciente del placer que me proporciona lo que acabo de leer, para decirme a mí mismo que estoy ante una obra de arte. Que es exactamente lo que Coetzee se proponía conseguir cuando era un joven veinteañero. Tenéis más reseñas en Cuéntate la vida, Libros y literatura y Ni un día sin libro.

22 may 2017

Los jugadores de Titán - Philip K. Dick

Tras perder la guerra contra los vugs de Titán, la población de la Tierra ha quedado diezmada, aunque no por culpa de los extraterrestres, sino paradójicamente por el empleo la radiación Hinkel por parte del ejército rojo chino durante la contienda. Los escasos habitantes del planeta tiene además muchísimas dificultades para concebir hijos, aunque gracias a los avances de la medicina, en concreto a la extirpación de la glándula Hynes, se ha conseguido retrasar el envejecimiento y prolongar la vida humana hasta casi los docientos años. De hecho a eso se debe que la raza humana no haya desaparecido aún. Los vugs, que son una especie muy ludópata, han importado un juego de mesa llamado el Farol, en el cual además del azar, tiene mucho peso la habilidad para el engaño de los participantes. En estas partidas se apuestan ciudades enteras y lógicamente para que no haya ventajas injustas, están vetadas a cualquier humano con capacidades psiónicas. En un grupo de juego de Farol que hay en California, Pete Garden pierde Berkeley, su título más preciado. Tras una venta un poco irregular, la propiedad termina en manos Jerome Luckman, propietario de Nueva York y casi toda la costa este. Luckman se desplaza a California para integrarse en ese grupo de Farol y seguir ganando propiedades, llevándose un par en su primera noche. Sin embargo, al dia siguiente, el suertudo aparece muerto. La investigación policial que se iniciará inmediatamente pondrá de manifiesto la existencia de grupos secretos organizados, tanto de humanos como de vugs, que operando desde las sombras intentan que el desequilibrio existente entre los dos bandos planetarios se incline a su favor.

Los jugadores de Titán es un nuevo título reeditado por Minotauro para su colección Biblioteca Philip. K. Dick. El libro incorpora los componentes habituales de su obra, tanto argumentales como estilísticos. Así pues, la trama recoge aspectos bélicos y post-apocalípticos resultado del pánico nuclear y la Guerra Fría (fue escrita en 1963), o bien los clásicos conflictos entre percepción y realidad subyacente una vez eliminada la engañosa farsa de los sentidos. Los personajes y el contexto son igualmente los característicos: protagonista masculino con trastornos mentales y afición/dependencia de las drogas psicoactivas, personajes femeninos odiosos y carácter insoportable, humanos con habilidades extrasensoriales (precogs, telequinéticos, etc.), extraterrestres amorfos y telépatas, elementos tecnológicos muy por delante de su tiempo que se usan como simple apoyo a la narración (inteligencias artificiales aplicadas a todos los bienes de consumo a través de lo que el autor define como efecto Rushmore, vehículos voladores utilitarios, etc.). Quizás difiere de otras en que hay marcados elementos de novela negra, como la investigación del asesinato de Luckman o los misteriosos complots secretos, y también unas divertidísimas incursiones humorísticas procedentes del efecto Rushmore instalado en un vehículo.

No voy a decir que es el mejor título de Dick, pero como soy muy fan de este escritor, tampoco voy a decir que es malo, porque solo con zambullirme en el universo típicamente dickiano a mí ya me tiene ganado. Dejando al margen mi predisposición innata a embobarme con sus textos, tengo que reconocer que el ritmo bastante moderado y los golpes de efecto están muy bien planeados, lo cual le permite reconducir la acción por caminos muy originales y totalmente inesperados. El final sí que flojea, pero en cualquier caso, se trata de un libro muy accesible que seguro hará disfrutar a los incondicionales y en ningún caso aturdirá a quien se acerque a su obra por primera vez. Tenéis más reseñas en Sagacomic - Lothlórien y el Sitio de Ciencia-Ficción.

17 may 2017

Lionel Asbo. El estado de Inglaterra - Martin Amis

Desmond Pepperdine es un adolescente mestizo de 15 años que vive con su tío, Lionel Asbo, en una torre de viviendas sociales en Diston Town, un degradado suburbio de Londres de mayoría blanca. Su madre, Cilla, murió de un accidente estúpido cuando él tenía 12 años. Cilla fue la mayor de una familia completamente disfuncional de 7 hermanos. La abuela de Des se quedó embarazada de ella recién terminada la escuela primaria, a los 12 años de edad. Grace, que así se llama la matriarca, tuvo 6 hijos más, todos ellos de padres diferentes, a cada cual de rasgos y nacionalidades más exóticas. Bueno, todos nos, porque tanto Cilla como Lionel son hijos del mismo individuo, de fenotipo y rasgos tipicamente británicos, de ahí que en Diston les llamaran "los gemelos". Cuando conocemos a Des, está teniendo una aventura sexual con su abuela, que está a punto de cumplir los 40, algo que en ese barrio marginal significa entrar en la vejez, pues la esperanza de vida de los residentes es poco más de 60 años. Esta relación carnal e incestuosa inquieta profundamente al jovencito, no solo por las cuestiones morales implicadas, sino además porque su tío Lionel es un criminal de poca monta aunque bastante violento que ha pasado en numerosas ocasiones por correccionales y cárceles, condenado por vandalismo, robos, palizas, etc. Muy lógicamente, Des sospecha que su tío no va a ver con buenos ojos que nieto y abuela tengan sexo, así que cuando a los oídos del macarra llega la noticia de que su madre vuelve a las andadas con los hombres, Des empezará a tener motivos serios para preocuparse

Martin Amis ha escrito en Lionel Asbo una sátira muy cruda donde describe a la perfección la sociedad inglesa, de ahí el subtítulo "El estado de Inglaterra". Los tópicos de dicho país van cayendo uno tras otro y componiendo una historia que aúna elementos de comedia negra, drama social, novela romántica y novela negra. Así por ejemplo, los tabúes sexuales o precocidad sexual de la clase obrera de las islas británicas me han recordado a algunos sketchs de Little Britain. La terrible precariedad de la existencia de la clase trabajadora inglesa entronca directamente con el realismo social de Ken Loach. El matonismo de Lionel es reflejo de la violencia estructural de los más desfavorecidos de Inglaterra, tan habitual en campos de fútbol o en salidas nocturnas durante las vacaciones alcohólicas que suelen pasar en la Costa Brava, Mallorca o la Costa del Sol. De hecho su personaje es tan cliché que parece sacado de cualquier película de gánsters británicos de Guy Ritchie. Y el golpe de efecto al hacer que este amenazador y robusto delincuente gane un desorbitado premio en la Lotto, permitirá además que el autor saque las vergüenzas al insoportable clasismo que asfixia al Reino Unido desde tiempos pretéritos.

No obstante, la novela no llega a la altura de otros títulos de Amis; me ha parecido muy entretenida pero a la vez insustancial. Reconozco que recoge críticas muy válidas a la sociedad británica, tanto a problemas coyunturales que vienen de antiguo (clasismo, racismo, etc.), como a formas de inmundicia creadas más recientemente (la glorificación de la belleza física sobre el intelecto, el envanecimiento de la incultura, criminalización de la clase trabajadora, la influencia perniciosa de los medios de comunicación en el encumbramiento del lumpen, etc.). Sin embargo al desarrollo de los diferentes temas le falta consistencia, por lo que a medida que pasan los años y se suceden acontecimientos -por lo general más tristes que alegres-, me queda la impresión de que se trata de hechos aislados enlazados con poco éxito. Como decía un poco más arriba, curiosa y fácil de leer, pero con poca sustancia. Por supuesto, se trata como siempre de una opinión personal, aunque por lo poco que he podido leer en la blogosfera, no ha despertado excesivos entusiasmos. Veáse si no Libros... ¿y por qué no? o el blog de Jordi Corominas i Julián.

13 may 2017

El dios Escorpión - William Golding

Esta es mi primera incursión en la narrativa breve del Nobel de literatura de 1983. El dios Escorpión incluye tres novelas cortas, o al menos así se indica en la propia edición. Los títulos de las mismos son:

  • 'El dios Escorpión'. El Faraón de Egipto fracasa en su divina tarea de controlar la subida del Nilo. Su bufón está destinado a ser enterrado junto a él, pero se revela a su destino y rechaza la vida eterna que le espera en su tumba.
  • 'Clonc Clonc'. Una pequeña tribu prehistórica tiene su asentamiento en la selva. Los hombres son cazadores, las mujeres guardan las chozas mientras ellos salen de batida. Uno de ellos está herido y es víctima de crueles bromas por parte de sus compañeros. Rechazado y abandonado, regresa al poblado y sorprende a sus compañeras en un extraño ritual de tintes mágicos.
  • 'El enviado especial'. Un inventor griego consigue una audiencia con el César y le convence para que financie algunas de sus creaciones, que prometen revolucionar campos tan dispares como la gastronomía, el transporte, las comunicaciones y la guerra.
De estos breves resúmenes se puede deducir que hay una clara ambientación histórica en todos ellos. De hecho, William Golding destaca por su maestría a la hora de transportarnos a tiempos remotos y conseguir que nos metamos en contexto. Así, podemos sentir el sol abrasador en el valle del Nilo, la vida salvaje en la jungla o los maravillosos paisajes mediterráneos del Imperio Romano. Los tres relatos tienen un destacado trasfondo filosófico, pues todos ellos tratan las contradicciones humanas de una manera u otra. El autor británico expone en estos tres textos breves unas historias preciosas sobre temas que han preocupado al ser humano desde el origen de los tiempos, cuya validez universal y atemporalidad quedan demostrada en el momento que consigue conectar con el lector. Conflictos entre razón y mito, entre nuestro yo racional y nuestro lado más salvaje y primitivo. Las incoherencias en nuestro carácter y comportamiento, que nos hacen capaces de realizar los actos más abyectos, pero también los gestos más sublimes. Los miedos y debilidades inherentes a nuestra naturaleza, esa perversa herencia genética de nuestros ancestros que en lugar de protegernos nos convierte en nuestros peores enemigos.

Soy consciente de que me ha quedado una reseña un poco críptica, pero prefiero no dar más pistas y que seáis vosotros mismos quienes disfrutéis este libro. Se lee en un par de sentadas pero lo que es yo, lo he disfrutado en todas y cada una de sus frases. ¡Pero, pero, pero!, como cada lector es un mundo, os dejo a continuación las impresiones de Cuchitril literario sobre esta joyita. Ya os adelanto que no se ha quedado tan contento como yo, más bien al contrario. Sin embargo en Tu nombre en la portada están más alineados conmigo.

9 may 2017

Los impostores - Alfred Bester

El doctor Damon Krupp y su ayudante la doctora Cluny Decco llevan a cabo un ambicioso experimento: la Potenciación Fetal Generada con Maser por Emisión Conjuntiva de Radiación. Cuando trasladaban al niño probeta a la Cúpula de la Universidad OxCam en Marte, todavía flotando en un vientre Maser, la nave se estrella en Ganímedes. Los científicos mueren, pero el niño es salvado y adoptado por el rey maorí de esa luna de Júpiter. Treinta y pico años después conoceremos a Rogue Gallery Winter, el niño rescatado y heredero del trono maorí de esa colonia. Trabaja como periodista para Solar Media, una agencia de noticias de la Tierra. La potenciación a que fue sometido durante su gestación in vitro le ha convertido en un sintetista, lo cual le permite percibir patrones ocultos y vínculos subyacentes en todos los elementos con que se encuentra. Una compañera de trabajo, Demi Jeroux, que es una titánida polimorfa procedente del satélite de Urano, se enamora de él y empiezan una tórrida relación. A partir de ahí sus vidas se verán envueltas en una disparatada trama noir sobre el contrabando de meta, la nueva energía que mueve el Sistema Solar, que les hará pasar por mil y un peligros.

Los impostores es una novela muy chorra redactada en clave humorística pero que a mi no me ha hecho demasiada gracia. Alfred Bester la escribió a principos de los 1980s, después de haber abandonado la literatura a finales de los 1950s para dedicarse a trabajar en una revista de viajes y estilo, de la que llegó a ser redactor jefe. Todas las referencias a este autor dicen que su vuelta al género, aunque muy esperada por los aficionados, resultó más bien un fiasco. Lo cierto es la que hoy reseño está a años luz por detrás de El hombre demolido o Las estrellas, mi destino. Es muy acelerada y no tiene cohesión global. No se trata más que de una recopilación de gags ocurrentes, absurdos o ingeniosos que se van sucediendo los unos a los otros para hilar una trama bastante endeble y sin otro propósito provocar la risa, algo que no siempre consigue por más que lo intenta. También el hecho de que exista un doble narrador hace que la lectura sea algo molesta: Rogue por un lado, que tiene una visión parcial de lo que ocurre; Odessa Partridge por otro; se trata de una directora de algún tipo de agencia de contraespionaje que tiene una perspectiva más amplia de lo que está pasando. Bester alterna entre ellos a su conveniencia y a cada poco. Del Rogue en primera persona a la Odessa en tercera. Esto me ha parecido un incordio, no solo por forzar un cambio de punto de vista de un párrafo a otro, sino porque además te hace dudar de quién es realmente el personaje más relevante en la historia. Para finalizar y por curiosidad, indicar que el norteamericano, al igual que hizo con los otros dos títulos comentados más arriba, recurre de nuevo a los caligramas, aunque el efecto de los mismos en este caso deja bastante que desear, tanto estética como conceptualmente.

Resumiendo, aunque no es un tostón con las seis letras, la impresion final es de pérdida de tiempo absoluta. Mil veces más interesante sin duda el periodo clásico de este escritor. Tenéis más reseñas en el Sitio de Ciencia-Ficción, Fantasymundo y Recomendaciones (o no) de Mt. En los tres casos coinciden con mi opinión, aunque alguna otra encontraréis por la blogosfera que dice justo lo contrario.

5 may 2017

Embassytown - China Miéville

La Ciudad Embajada es un pequeño enclave humano en el planeta Arieka, en los confines del Inmer conocido. Es a todos los efectos una colonia del distante planeta Bremen, con el que mantiene un contacto comercial contínuo aunque a intervalos muy, muy espaciados debido a su lejanía. La especie autóctona son los Ariekei, unos seres inteligentes cuya descripción física se hace aunando elementos de insectos-caballos-corales-abanicos. Los Ariekei, también llamados Anfitriones, dominan la biotecnología hasta límites inconcebibles por la ciencia humana, siendo éste uno de los factores de mayor peso en las transanciones entre ambas especies. El particular lenguaje de los lugareños, denominado el Idioma, es comprensible para otras especies inteligentes, pero ellos sólo lo pueden entender cuando lo articulan los Embajadores. Se trata de parejas de clones Terre creados mediante ingeniería genética en Ciudad Embajada, y que han recibido un entrenamiento específico para llevar a cabo esta función. Los clones pueden pronunciar el Idioma, que se caracteriza por tener dos voces simultáneas, y ademas, son percibidos por los Ariekei como un sola mente, ya que no solo basta con hablar dos voces a la vez, algo que podría hacerse con grabaciones. Otra de las características únicas y diferenciadoras del Idioma es que es expresión unívoca del pensamiento y la realidad que perciben los Anfitriones, impidiendo por ejemplo la especulación o la mentira. De ahí que necesiten una mente tras los sonidos articulados. En este contexto es donde conoceremos a Avice Benner Cho, una joven Terre nacida en este planeta que tras ser inmersora durante una larga temporada, regresa a Ciudad Embajada con Scile, su tercer cónyuge, que es lingüísta y está muy interesado en estudiar el Idioma. Su vuelta a casa coincide con la llegada desde Bremen del primer Embajador no gestado en Arieka desde hace miles de kilohoras. Este nuevo Embajador levanta aún más sospechas cuando se descubre que no son clones, sino dos personas sin parentesco alguno. En cuanto es presentado a la sociedad local y a los Anfitriones, se producirán unos cambios en la fisiología de los Ariekei totalmente inesperados e incontrolables. El desenlace de los mismos pondrá en riesgo la continuidad y la vida de la colonia humana en el planeta.

Embassytown es una novela de ciencia-ficción repleta de ideas muy originales desde el punto de vista de ficción especulativa y que además parte de una base psicolingüística muy interesante también. El concepto global de los alienígenas, su particular e intrincado lenguaje, su concepción de la realidad, su tecnología, su arquitectura, etc. es de lo más extraño y menos antropomorfo/antropocéntrico con que me he topado nunca. Pero para mi desgracia, China Miéville se pasa de rosca dando vueltas y más vueltas sobre esos planteamientos hasta el punto de que ha conseguido agotarme ya desde la segunda o tercera parte de las nueve que componen el libro. El principal fallo que encuentro es que la trama que se infla innecesariamente a base de meter historias y personajes cuyo peso en la acción se diluye hasta desaparecer a medida que se suceden los capítulos y sin que su presencia haya quedado justificada. La noción de Inmer, por ejemplo, me parece asombrosa. Ya sean los viajes de la protagonista como inmersora, la descripción del espacio desde una perpectiva multidimensional y gravitacional, o las extrañas manifestaciones de impensables elementos astrofísicos que lo pueblan darían de por sí para una novela. Pero por más fascinante que sea, en realidad no aporta nada de relevancia al argumento. Nada. Nitchs. Rien. Otro caso similar lo tenemos en Ehrsul, una automa con un software Turing muy avanzado que es la mejor amiga de la protagonista. Pues bien, Ehrsul es otro ingrediente sin interés que se toma y se deja según conviene, y cuya ausencia no alteraría en lo más mínimo el tema que trata la novela. Por otro lado, también a destacar negativamente un cierto regusto a Deus ex Machina en varias ocasiones a lo largo del texto. Algunos personajes que habían pasado sin pena sin gloria se revelan de pronto y muy interesadamente como claves en el progreso y/o resolución de la trama, que se había quedado estancada tras capítulos y capítulos de incursiones en la Urbe de los Anfitirones, descripciones de sus costumbres, explicaciones sobre cuestiones lingüísticas o detalles sobre las biotecnolgías que caracterizan a dicha especie alienígena.

En fin, no me quiero enrollar más que voy a terminar escribiendo una reseña tan pesada como la novela. No puedo terminar sin mencionar que en el fondo, y a pesar de lo hábil que es Miéville para generar un escenario completamente alejado de la visión humana de la realidad, el mensaje final es profundamente antropocentrista. Pues sí, resulta que el Idioma es defectuoso en tanto en cuanto es fidedigno a la realidad que perciben los Anfitriones. Pero que no se preocupe el Inmer que ahí estamos los humanos para conseguir que todo gire y se adapte a nosotros, a nuestra forma de concebir la existencia y con los parámetros que a nuestra especie le vengan bien. Todo ello, por supuesto, sin intención de hacer colonialismo cultural/ideológico. ¡Qué va! Está más que comprobado que el ser humano se mueve siempre con las mejores intenciones y ánimo de enriquecer no ya la comunicación interespecie, sino a las especies en su totalidad, a las que les concedemos la habilidad de ser tan ruines y miserables como nosotros. Por resumir en una frase y siempre bajo mi opinión personal, muy buena base para una novela fallida. Visto lo popular que es este escritor, que acumula premios del género y reseñas elogiosas por toda la blogosfera, me da la impresión de que me voy a quedar bastante solo en mi opinión. Más reseñas en Pepe Fotón y Papel en blanco, muy favorables las dos; algo menos son los comentarios que podéis encontrar en Los ojos del visitante y Rescepto, cosa que me deja un poco más tranquilo.

1 may 2017

El diablo a todas horas - Donald Ray Pollock

La vida de Arvin Eugene Russell no es muy fácil que digamos. Nacido a finales de los 1940s, con tal solo diez años pierde a su madre tras una larga y dolorosa agonía causada por un cáncer. Unas horas después del entierro su padre se suicida. Los servicios sociales le trasladan desde Knockemstiff, Ohio, donde vivía, a Coal Creek, Virginia Occidental, para que su abuela materna y el hermano de ésta se hagan cargo de él. Allí pasará los siguientes diez años aproximadamente, rodeado de rednecks borrachos y agresivos, beatos incultos, reverendos abusadores de menores y también tres o cuatro buenas personas que le quieren y que son el centro de su vida. Lamentablemente, una serie de acontecimientos dramáticos harán que tenga que huir y como no se le ocurren demasiados sitios a los que ir, se volverá a Ohio para ver una vez más, quizás la última, la casa donde se crió.

Complicado hacer un resumen más extenso del argumento de El diablo a todas horas sin desvelar la información clave que permite disfrutar de esta perversa novela. Donald Ray Pollock ha compuesto una impresionante novela de género, con componentes de thriller, novela negra y terror. Sin embargo también se puede interpretar como una Bildungsroman que hará que Arvin se enfrente a lo más podrido y repugnante del ser humano en su camino a la edad adulta. No saldrá indemne desde luego, pero intentará aplicar su personal y desalmado concepto de justicia siempre que esté en su mano.

Pollock ha escrito una devastadora historia plagada de subtramas crueles y despiadadas. Como ya me pasó con el libro de relatos Knockemstiff, mi mente quiere pensar que tanto nivel de degradación en el ser humano no es concebible. Pero no es así, ¡desde luego que lo es! Asesinos en serie, sheriffs corruptos, predicadores paletos desconectados de la realidad y con línea directa con Dios. Hay ejemplos de sobra en las noticias, en las hemerotecas, en los documentales de TV. Lo que pasa es que resulta bastante insoportable psicológicamente enfrentarse a ello. La violencia y la degeneración, provocadas por un círculo vicioso de pobreza, abandono y marginalidad del cual los personajes no pueden salir, dejan un rastro que inunda todas la páginas. Y aunque no podamos evitar el gesto de repugnancia y horror durante la lectura, tampoco conseguiremos despegarnos del libro una vez comenzado. Una trama perfectamente hilvanda, un lenguaje accesible y una acción que se desarrolla a ritmo adecuado son los elementos imprescindibles para lograrlo. Sé que suena muy a best-seller, quizás comparta la estrutura, no lo voy a negar, pero tanta bajeza moral creo que compensa. En mi opinión, una auténtica maravilla que fue reseñada prácticamente por toda la blogosfera en el momento de su publicación en 2013. Por dejar algunas os sugiero Fantasymundo, Vagando por Urano y El lamento de Portnoy. En éste último no sale excesivamente bien parada y aunque sigo pensando lo mismo, tengo que admitir que no le falta razón en sus argumemtos.
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